¿Por qué  lo llamamos petróleo cuando queremos decir gas?

Emilio Hidalgo, SIDENOR

 

Una de las primeras cosas que hago cada mañana es mirar la cotización del Brent y el tipo de cambio para ver cuánto voy a pagar por el gas. Hasta tal punto tengo arraigada esta rutina que creo que lo uno es lo otro.

Esta afirmación no sorprenderá a casi ninguno de los que nos dedicamos a la compra de energía en las industrias de este país. Sin embargo, ¿qué sentido tiene trabajar indexado a dos variables de riesgo (dólar y Brent)? ¿Hasta qué punto es real la correlación entre el petróleo y la molécula de gas?

 

Independientemente de nuestra decisión final, son dos preguntas que a las que debemos  responder antes de cerrar un proceso de contratación.

Me centraré en  la segunda, dado que la primera tiene más que ver con una visión interna de negocio, ¿a qué me dedico y cuál es mi enfoque al riesgo?, y externa, ¿en qué mercados compito, en que divisas compro y vendo, cómo contrata mi competencia y si puedo trasladar el precio de mis consumos al producto final?

 

Una dosis de realidad ¿cómo se contrata en otros países?

 

Entre 2005 y 2015, la evolución de la contratación de gas en Europa ha visto como los indexados a Brent han pasado de suponer casi el 70% al 30%, invirtiéndose esta tendencia a favor de los contratos indexados a la molécula de gas (HUBS). Es más, en el Noroeste de Europa se han alcanzado niveles próximos a los de Norte América, donde todo el gas se contrata 100 % indexado a hub.

 

Los fundamentales de uno y otro se parecen, pero no son lo mismo

 

Por comenzar con un ejemplo sencillo, debido a las limitadas alternativas del gas natural como combustible para calefacción, consumo industrial o generación eléctrica, los cambios en la demanda o en la oferta pueden provocar importantes oscilaciones en precios. Situación diferente a la del mercado del petróleo, muy centrado en el transporte y con una estacionalidad que según el país puede ser incluso inversa a la del gas. 

 

Los principales factores que afectan al gas natural son el impacto de la temperatura y climatología; demanda ligada al crecimiento económico; competencia con otros combustibles fósiles como el carbón y otras energías alternativas como las renovables; las fluctuaciones del petróleo; la normativa (ambiental, fiscal etc.); su estacionalidad; el nivel de almacenamiento; la producción de gas natural y los flujos de entrada/salida; la capacidad de las tuberías, licuefacción, regasificación y flota de metaneros. 

 

En el caso del petróleo, los movimientos especulativos -que se estiman en 10 veces el consumo físico-, resultan  determinantes en la fijación final del precio del barril. Lo que conduce a que sea un mercado fuertemente influenciado por las expectativas, en especial las asociadas al crecimiento económico (relación oferta Vs demanda), las decisiones  de la OPEP y, frente a ellas, las que tomen los países productores NO-OPEP, evolución de las divisas y la posible vuelta a la oferta de otras tecnologías productoras (fracking).

 

Producción Vs demanda

 

Una parte en la conformación de los precios de gas y petróleo estará impactada por los acontecimientos asociados a los países en los que se centra su  producción y el consumo, que no siempre son coincidentes. 

 

Por ejemplo, la mayor demanda de petróleo viene de países No-OCDE como China e India, mientras que en  gas se centra en países OCDE (USA, Europa y Japón/Korea).

 

Conclusiones

 

1-A pesar de que en el pasado sí se ha podido dar una relación entre gas natural y petróleo, (en los últimos años), desde 2009 hasta la actualidad ha tenido un claro desacoplamiento.

2- Como ha ocurrido ya en otros mercados, la indexación a la molécula de gas terminará por imponerse, de ahí la importancia de desarrollar el mercado Español (MibGas), aportando liquidez y habilitando nuevos productos (mensuales, trimestrales y anuales), para conseguir una convergencia real  -tanto en precios como en productos- con el resto de hubs europeos.

 

3-Para los que decidan cerrar contratos indexados a Brent, la mejor manera de gestionar el riesgo es armarse con herramientas de flexibilidad:

 

-Poder cambiar entre indexaciones de Brent y pasarse a otros Hubs

-Posibilidades de fijar  el tipo de cambio.

 

Emilio Hidalgo, Gerente Energía SIDENOR

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