La transición energética: el gas natural y la cogeneración

Allá a finales de los años 80, estaba en el colegio ante la tesitura que todos los adolescentes nos encontramos en algún momento, elegir entre cursar ciencias o letras. Era realmente la primera elección de nuestras vidas y que iba a determinar en gran medida nuestro futuro profesional.

La decisión de aquellos proyectos de persona venía muy marcada por el entorno y mentalidad del momento, básicamente como ahora. En mi caso, la decisión estuvo condicionada por mis sueños, muy parecidos a los del resto de mis amigos.

Por aquel entonces, soñábamos con conducir el coche más potente del mercado, nos maravillaba el rugido del motor al pisar el pedal del acelerador, el olor de la gasolina nos embriagaba y las persecuciones de coches de las películas americanas nos dejaba ojipláticos,…las veces que vi a Steve McQueen saltando por las calles de San Francisco en su Mustang del 68 quemando gasolina con el chirrido de sus neumáticos…

Y elegí la rama de ciencias. A medida que pasaban los cursos y las asignaturas, me quedaba más maravillado de lo que se podía obtener simplemente añadiendo oxígeno a un hidrocarburo: la liberación de una ingente cantidad de energía. La reacción química era simplemente un prodigio de la naturaleza. Poco importaba que al final de la reacción apareciera algo llamado CO2.

Y de la misma manera, acabados mis estudios de bachillerato, opté por la carrera de Ingeniero Industrial y derivé en la especialidad de Técnicas Energéticas. Allí conocí a los señores Carnot, Rankine, Brayton y aprendí lo que era ser eficiente de la mano de la cogeneración y de los ciclos combinados.

 

El tiempo ha pasado, y las motivaciones de los jóvenes han cambiado, y eso está bien. El actual estado de bienestar que se ha conseguido con las generaciones anteriores ha llevado a la sociedad a poder poner en un primer plano la preocupación por el medioambiente, y eso es todavía mejor. El potencial de las energías renovables permitirá en un futuro próximo reducir notablemente las emisiones de gases de efecto invernadero. Pero es cierto, que para llegar al futuro hay que pasar por el presente. Como en una carrera de fondo, se llega a la meta paso a paso, de manera constante, y no dando saltos.

 

En la llamada transición energética, el gas natural no sólo debe servir como puente para la descarbonización de la sociedad, sino que su papel debe seguir siendo clave en la seguridad del sistema eléctrico y, como no, en la eficiencia energética. Y es aquí, en la eficiencia energética cuando el gas natural y la cogeneración forman una pareja ideal. Como ingeniero quiero olvidarme de aspectos regulatorios y otros referidos a la remuneración económica de la cogeneración y quiero centrarme en mis estudios de Termodinámica, en los que aprendí que no hay manera más eficiente de producir calor para un proceso industrial que mediante la cogeneración, en la que además se obtenía como subproducto electricidad. Es la expresión más evidente de la maximización del rendimiento energético.

 

A veces es bueno recordar lo evidente y, aunque redundante, cabe decir que el gas natural es el hidrocarburo menos hidrocarburo de todos, con una proporción de 1 átomo de carbono por cada 4 de hidrógeno.

 

Debemos apostar decididamente, al menos para el corto y medio plazo, por un papel relevante del gas natural, aún más, y con una visión local, considerando las infraestructuras con las que cuenta España. Y como diría aquél, a más a más, definir la figura del consumidor industrial gas-intensivo.

La necesaria electrificación del sistema para absorber toda la energía renovable que se generará, debe ser una electrificación ordenada, secuencial y con fundamento. Aún queda mucho recorrido en el perfeccionamiento de las baterías de almacenamiento y mientras siga existiendo el tiempo anticiclónico y las noches será necesario contar con las tecnologías convencionales más eficientes y con los combustibles menos contaminantes.

 

El mundo avanza y eso está bien, y para llegar a los objetivos medioambientales, tan necesarios, hay que pasar por todas las etapas intermedias sin dejarse ninguna y esa es la forma en la que se conseguirán.

 

 

Si bien es verdad que las persecuciones de coches por las calles de San Francisco no serán lo mismo con los coches eléctricos. Serán persecuciones menos contaminantes y bastante menos ruidosas…

 

Isaac del Moral, Head of Energy de ASPAPEL