Un Fondo ideológico

Verónica Rivière, presidenta de GasINDUSTRIAL

 

Los industriales españoles consumidores de gas mantenemos un fuerte y total compromiso con la descarbonización y estamos abiertos y expectantes a recibir nuevos combustibles sostenibles —viables y competitivos—, que nos permitan transitar hacia ella.

 

En cuanto al anteproyecto de Ley por la que se crea el Fondo Nacional para la Sostenibilidad del Sistema Eléctrico (FNSSE), estamos totalmente alineados con los objetivos anunciados al inicio de la exposición de los motivos: evitar subidas en el precio de la electricidad, dar señales claras de descarbonización de la economía y aportar la certidumbre, sostenibilidad y equilibrio al sistema que permita movilizar las inversiones necesarias en los próximos años. Sin embargo, nuestro acuerdo se resquebraja cuando, una vez analizado el borrador, obtenemos una impresión totalmente contraria a los que eran sus objetivos.

 

El Fondo distribuye los costes entre varios sectores; saca un coste hundido del sistema eléctrico para repartirlo por sectores a las comercializadoras. Esto evidentemente provocará un traspaso de dichos costes  al consumidor final. Primer principio tumbado. En lo que respecta a la electricidad, el cambio del método por escalones de tensión a un método lineal implicaría —aún después de las compensaciones a los electrointensivos— un aumento real de los costes. Respecto al gas, el fondo incrementaría la factura entre 5,5 y 6€/MWh, algo inasumible en un momento de crisis profunda y cuando se necesita más que nunca contar con energía competitiva. Además, el borrador tampoco indica el porcentaje de compensaciones industriales, que en el supuesto de ser un 85%, implicaría unos 621 millones de euros, un importe tan elevado que podría llevar a  Bruselas a ponerlo en riesgo.

 

Es evidente que analizado en profundidad, el triple objetivo del Fondo no se cumple con este anteproyecto: el precio de la electricidad no va a bajar, no lanza señales adecuadas para la descarbonización y no se acompaña de certidumbre alguna. El fondo aumenta la brecha energética con el resto de Europa, creciendo el riesgo de deslocalización de la industria española. 

 

La industria española consumidora de gas compite en mercados muy exigentes y con márgenes muy ajustados. El Fondo que plantea el Gobierno no crea señales ni incentivos, sino que penaliza la competitividad industrial en un momento en el que las empresas están al límite. Por ello, desde GasINDUSTRIAL solicitamos al Ministerio para la Transición Ecológica y al Ministerio de Industria que trabajen conjuntamente para acompasar los tiempos a la tecnología y para adecuar la metodología de reparto sin que suponga, una vez más, un lastre para la industria.

 

Estamos en un momento de crisis sanitaria que arrastra una crisis económica, por lo que el coste energético es vital. Debe mantenerse la prudencia y analizar en profundidad cualquier medida que pueda afectar a la actividad industrial, motor clave para que España regrese a una senda de prosperidad y de calidad de vida. Por eso es fundamental dar un impulso a la industria y ello incluye que pueda contar con un gas competitivo.