La esperada Ley de Cambio Climático y Transición Energética

El mes pasado tuvimos acceso al Anteproyecto de Ley de Cambio Climático y Transición Energética que está preparando el Gobierno. Dicha Ley debe ser el marco a medio y largo plazo para garantizar una transición ordenada de nuestra economía hacia un modelo bajo en carbono, que nos permita, como país, alcanzar los retos europeos del clima.

Dicho marco debería fijar las variables más importantes de la modernización de la economía, y por eso me llama enormemente la atención que aspectos tan importantes como la eficiencia energética o la competitividad de la industria no aparezcan ni una sola vez referidos a lo largo del texto del Anteproyecto. También echo en falta una referencia clara al papel fundamental del gas natural como respaldo a las renovables y de seguridad de suministro eléctrico, así como de suministro de energía térmica fundamental para la industria.

 

El Anteproyecto de Ley se centra fundamentalmente en la generación eléctrica, estableciendo la primacía de fuentes renovables sobre el resto de las tecnologías, excluyendo el uso del gas como fuente de generación, pero ¿es realista este planteamiento? ¿tiene sentido dejar fuera del mix eléctrico al gas natural? desde mi punto de vista no; el gas natural debe ser uno de los ejes fundamentales de la transición energética, además no debemos perder de vista las posibilidades de avance tecnológico en asuntos como la captura de CO2, que pueden suponer una importante contribución a la reducción de emisiones nacionales.   

 

Y en relación con las posibilidades de reducción de emisiones a través de sistemas de captura de CO2, me gustaría también resaltar que el Anteproyecto de Ley de Cambio Climático y Transición Energética pretende asegurar el cumplimiento del acuerdo de Paris a través de la “plena descarbonización” de la economía española, sin tener en cuenta que en realidad el Acuerdo de París establece un objetivo final de neutralidad en emisiones de gases de efecto invernadero - equilibrio entre emisiones y absorción por sumideros - y no de plena descarbonización de la economía, como de manera reiterada se señala en el Anteproyecto.

Este planteamiento me ha generado una gran preocupación dadas las escasas posibilidades de reducción de emisiones que en el medio plazo tienen los fabricantes de baldosas cerámicas, que necesitan de un suministro seguro, estable y eficiente que solo se puede satisfacer actualmente con el uso del gas natural.

 

Las acciones frente al cambio climático deben ser compatibles y favorecer la competitividad de la industria. Ambos retos deben ser abordados de forma conjunta e intentar que se refuercen mutuamente. La electrificación de esta demanda de calor no es actualmente una alternativa tecnológica viable – técnica y económicamente – por lo que mientras no exista una alternativa real al consumo de gas natural no se debe penalizar el consumo de este combustible. 

 

En estos días hemos oído al Presidente del gobierno en la sesión inaugural de la XXIV Cumbre del Clima celebrada en Katowice (Polonia), anunciando que España reducirá sus emisiones de gases de efecto invernadero en un 37 por ciento en 2030 y al menos un 90 por ciento en 2050, es decir, que vamos a tener un objetivos climáticos que van más allá de los establecidos a nivel europeo. Y del mismo modo me gustaría escuchar que el gobierno ha realizado un análisis de impacto sobre las consecuencias de dicho sobresfuerzo, para asegurar que la competitividad de la industria no se verá afectada por ello; pero lamentablemente hasta el momento no disponemos de información sobre la factibilidad técnica y viabilidad económica de los objetivos propuestos, solo sabemos que si no los alcanzamos desaparecemos del mapa.

 

Por otro lado, como he indicado al inicio del artículo, no existe a lo largo del texto del Anteproyecto de Ley ninguna referencia a la eficiencia energética ni a las tecnologías que pueden aportar dicha eficiencia al sistema, como puede ser la cogeneración industrial, la cual está respaldada por la Directiva de Eficiencia Energética, así como por las Directrices sobre ayudas estatales en materia de protección del medio ambiente y energía 2014-2020. La cogeneración es una tecnología altamente eficiente, en cuanto que contribuye al ahorro de energía primaria y a la vez ayuda a disminuir los niveles de emisiones contaminantes, especialmente las emisiones de CO2; también contribuye a reducir la dependencia energética externa y además aporta competitividad a los sectores industriales a los que da servicio.

 

Con todas estas bondades, que vienen reconocidas en la legislación europea, la cogeneración debe tener su espacio en la Ley, tanto para contribuir a una generación eficiente de electricidad, por los beneficios que aporta al ser generación distribuida, como para mejorar la eficiencia energética del país, como herramienta para reducir el consumo de energía primaria, y por tanto reducir nuestra dependencia del exterior.

 

Otro aspecto del Anteproyecto de Ley que he leído con preocupación es que prohíbe el establecimiento de nuevos subsidios u otros incentivos económicos que favorezcan el consumo de combustibles fósiles, ¿significa esto que las cogeneraciones que consumen gas natural no podrán recibir nuevas ayudas estatales?, ¿o es que las ayudas que reciben las cogeneraciones no se consideran subsidios?. Este y otros aspectos controvertidos del Anteproyecto, como por ejemplo la electrificación completa del parque móvil español, que tendrán vital importancia y trascendencia en la actividad económica de nuestro país, requieren de un debate transparente entre todos los actores implicados, con plazos y participación adecuados de todos los actores y sectores implicados.

 

 

No puedo acabar mi artículo sin referirme al Real Decreto-ley 20/2018, de medidas urgentes para el impulso de la competitividad económica en el sector de la industria y el comercio de España, con el que nos desayunábamos el pasado sábado. Precisamente todas las bondades de la cogeneración que he expuesto anteriormente vienen bien recogidas en la exposición de motivos de éste, pero las medidas aprobadas no son suficientes para asegurar la estabilidad que los industriales necesitamos para mantener operativas las cogeneraciones. Una solución para dos años es insuficiente, necesitamos una propuesta más a largo plazo que nos permita tomar decisiones de inversión e impulsar así realmente la competitividad de la industria.

 

Pedro Riaza, secretario general de ASCER