Situación energética industrial: Ministerio de Industria, para la industria

José Manuel Collados Echenique

 

La Unión Europea ha fijado el objetivo del 20% a la contribución de la industria a la economía de cada país para el año 2020, dándonos así una clara señal de la importancia que para el estado de bienestar supone la industrialización de Europa.

 

Mientras que en Alemania este valor es ya del 25% y en Francia está en el 20%, en nuestro país apenas alcanza el 16%. Esta realidad, que sin duda lastra la economía y el empleo de calidad, no está motivada por la falta de esfuerzo, ambición o empuje de nuestras empresas y empresarios –que se ven empujados a montar negocios en el exterior-, ni por carencias en la capacidad de nuestros técnicos y expertos -muchos trabajan fuera del país a plena satisfacción de sus empleadores. Tenemos calidad de sobra y nuestra industria la tiene también y gracias a ello vende una parte considerable de su producción fuera del país.

 

Ahora bien, la pregunta sería: si venden fuera ¿por qué no venden más? Y la respuesta inmediata y sencilla: cuestión de coste del producto.

 

El coste de los productos que fabricamos –sin duda, muy complejo-, podríamos desglosarlo en varios capítulos básicos. El primero el de las materias primas, con costes similares para los diferentes países europeos, dada la globalización de los mercados; otro capítulo sería el de los costes de personal, ajustados ya por la tremenda crisis que hemos pasado, y, en tercer lugar, los costes energéticos, que están teniendo una importancia vital y diferencial, ya que cada país dispone de una reglamentación distinta.

 

En el caso español, una gran parte de la industria realizó -al amparo de la reglamentación vigente- cuantiosas inversiones para dotarse de instalaciones de cogeneración y así optimizar sus costes energéticos, acercándolos a los de nuestros países vecinos y competidores. La reforma eléctrica realizada por el ministro Soria –evidentemente, sin signo alguno de sensibilidad industrial a pesar de apellidarse “ministro de industria”- ha destrozado la rentabilidad de dichas instalaciones, siendo ahora más una lacra que una ventaja o beneficio.

 

El siguiente capítulo, desarrollo de este mismo, es el referido a los costes del gas natural, partiendo de la base de que la industria supone más del 62% del consumo total de gas de nuestro país.

Entre los 16 países europeos, el tercero en precio más alto de gas es España, solo superado por Suecia y Portugal, lo que representa un grave problema en los costes industriales, ya que hay productos en los que la energía representa el 30% del coste.

 

En relación a los costes variables del gas natural, España es una isla energética con pocos ofertantes y con unos contratos directos entre vendedor y comprador, en general, plagados de clausulas de confidencialidad y, por tanto, con alto grado de opacidad.

 

Para avanzar en este terreno y conseguir un gas más competitivo, la industria necesita que su “ministerio” trabaje en la eliminación de las restricciones que existen al gasoducto del sur de Francia y que de esta forma se abra el acceso al gas centroeuropeo. Ello supondría un incremento importante en la oferta y, consiguientemente, una rebaja en el precio. Este proyecto está aprobado por la Unión Europa,  pero hay que acometerlo y ya se va retrasando.

 

En otro orden de cosas y con el fin de dar trasparencia al mercado español del gas natural, se constituyó el nuevo mercado organizado de vocación ibérica, que gestiona Mibgas y que desarrolla un mercado de gas en el que se casen ofertas de compra y venta. La gestación de Mibgas fue interminable porque, entre otras cosas, parece que no interesaba demasiado a los grandes vendedores que prefinen la opacidad y los contratos directos. Hoy este hub, que echó a andar en diciembre pasado, tiene aún un volumen simbólico de casaciones -negocia ahora 2/3 GWh/día-, frente, por poner un ejemplo, a NBP, el hub del Reino Unido, que casan el 50% de los consumos. El ministerio, nuevamente, será el que deberá presionar y regular para que en nuestro Mibgas se desarrolle y realice un volumen importante de compras de gas natural para la industria.

 

Y en cuanto a los gastos fijos en el gas -conducción, regasificación, almacenamiento, etc.-, son un 59% más elevados en España en referencia a la media europea, representando una carga adicional inadmisible para los costes industriales, (y un beneficio pernicioso para muy pocas compañías).

Por todo lo expuesto, si España -y su Ministerio de Industria- quiere incrementar la contribución de la industria al Producto Interior Bruto, deben acometerse varias decisiones importantes desde el punto de vista energético. La primera, en materia eléctrica, sería reponer la rentabilidad necesaria para que las plantas de cogeneración puedan funcionar realizando las labores de mantenimiento, modificando los rendimientos, aceptando los valores ya fijados para instalaciones de alto rendimiento, reconociendo los que Europa admite para el calor útil y desarrollando con urgencia el Plan Renove.

 

Por otra parte, debe lograrse que Francia realice la reforma del gaseoducto del sur, aprobada por la Comisión Europea y dar un impulso al desarrollo de Mibgas para que el hub español funcione como lo hacen los importantes hub del resto de Europa. Y, por último, debe ponerse en marcha una comisión con las industrias y las empresas que trabajan en la distribución para alcanzar unos costes fijos similares a los de los países de nuestro entorno.

 

El Ministerio de Industria debe trabajar para la industria si quiere que España sea un país moderno con un paro asumible y con una masa laboral formada y con contratos fijos y salarios adecuados.

Hasta ahora todo se centra en el turismo y, siendo evidente que es un sector que funciona bien, debemos tener en cuenta que en el futuro, cuando se tranquilice el Mediterráneo, una buena parte de los turistas elegirán por coste pasar allí sus vacaciones. No vaya a ser que nos encontremos con una burbuja hotelera y de servicios.

 

Lo dicho, ministerio de Industria para la industria.

 

José Manuel Collados Echenique

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