Una vecina poco dispuesta

Juan Vila, presidente de GasINDUSTRIAL

 

Para la Comission de Régulation de l'Énergie, la CRE, de Francia, Europa termina en los Pirineos. La pared que Trump pretende construir para los emigrantes mejicanos funciona ya para cuestiones energéticas entre Francia y los habitantes de la península Ibérica. 

La CRE ha declarado que la conexión de gas entre España y Francia -denominada MidCat y que pasaría por Cataluña-, no es necesaria y que, además, resultaría carísima. Las necesidades de dos países como España y Portugal en cuanto a conexiones gasísticas –los únicos europeos sin conexión de gas con el centro de Europa- no parece revestir importancia alguna para Francia. 

Y si los fees exorbitantes que Francia nos carga para que el gas pueda cruzar la frontera hacia España por las conexiones en Euskadi y Navarra -reminiscencias de un impuesto a la exportación, y que cuestan entre el 10 y 20  por ciento del precio del gas-, no fueran suficientes, ahora la CRE pretende parar un proyecto que los presidentes de España, Portugal, Francia y la UE han acordado y firmado hace más de un año. 

 

El proyecto implica la construcción de un gaseoducto de 36 pulgadas de diámetro, para poder llevar 7,4 bcm de gas -más o menos una cuarta parte del consumo nacional-, desde España a Europa y viceversa, a través de los Pirineos catalanes, y conectarlo a una de las dos tuberías que ahora llevan el gas del norte al sur de Francia.

 

La estrategia de MidCat es clara. Por un lado, el gas de Argelia y de las ocho regasificadoras -siete españolas y una portuguesa-, puede fluir hacia Francia y resto de Europa, mientras que el gas noruego y ruso puede venir hacia la península Ibérica cuando sea necesario o más barato. Y además asegura el suministro a ambos lados de los Pirineos.

No es que con este tubo vayamos a solucionar las necesidades de gas europeas ni las españolas, pero tampoco las va a solventar un almacén con capacidad para dos o tres meses, que es lo que han instalado algunos países centroeuropeos, en previsión de posibles incidentes graves con Rusia; máxime cuando el gas ruso aparece y desaparece por razones geoestratégicas solo entendibles por el Kremlin. Una estrategia semejante resulta deficiente y da pie a que Rusia incremente su poder para negociar precios y cantidades de gas con sus confiados clientes europeos. Este tubo, en casos extremos, aportaría seguridad de suministro a Francia, a la UE y a la península Ibérica, y fuera de esas situaciones, en el día a día, supondría más competitividad.

 

Las razones de la CRE son económicas y de coste de proyecto, pero tienen truco. Hablan de un coste total de 3 billones de euros pero MidCat tiene dos fases, la primera desde Hostalric a Le Perthus y tiene 104 km; la segunda, desde Le Perthus a Barbaira, cerca de Carcassonne, de 120 km. Las estimaciones españolas de coste hablan de 151 millones de euros para la parte española y 320 millones de euros para la francesa. Francia tiene buenos matemáticos pero en este caso parecen haberse confundido o bien el tubo va hacerse de metales preciosos.

 

En cualquier caso, la industria española necesita más competencia de gas y debe abandonar su aislamiento energético de sus competidores centroeuropeos. Queremos competir en igualdad de condiciones. Este tubo -con los de Euskadi y Navarra- haría desaparecer la actual condición de isla de la península.

 

Además y por encima de todo, Portugal y España merecen estar realmente conectados con Europa y eso no será una realidad hasta que no llegue la conexión energética. Es un derecho de los cincuenta y siete millones de personas que habitamos la península y es una obligación de la Comunidad Europea completar este proyecto con aun mayor urgencia de la que fue planeado.

España y Portugal han sido parte de la Comunidad Europea durante décadas y hoy permanecemos energéticamente aislados de Europa. Es una auténtica indecencia que debe acabarse ya.

 

Juan Vila, Presidente GasINDUSTRIAL

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