Los costes del gas natural son críticos para la competitividad de la industria

Ignasi Nieto, Miquel y Costas

 

En los últimos años han ido apareciendo voces y opiniones en favor de una re-industrialización en Europa. Estas opiniones han ido surgiendo en artículos de prensa así como desde instituciones como la Comisión Europea (CE). La CE realiza informes periódicos sobre competitividad, bajo el título “reindustrializando Europa” . Aunque quizás el término reindustrialización sea exagerado, lo que lleva implícito esta declaración, es la convicción de que la conservación y potenciación de las capacidades industriales en Europa son necesarias para desarrollar una economía diversificada e innovadora con capacidad para la creación de puestos de trabajo y de crecimiento económico.

En los últimos años han ido apareciendo voces y opiniones en favor de una re-industrialización en Europa. Estas opiniones han ido surgiendo en artículos de prensa así como desde instituciones como la Comisión Europea (CE). La CE realiza informes periódicos sobre competitividad, bajo el título “reindustrializando Europa” . Aunque quizás el término reindustrialización sea exagerado, lo que lleva implícito esta declaración, es la convicción de que la conservación y potenciación de las capacidades industriales en Europa son necesarias para desarrollar una economía diversificada e innovadora con capacidad para la creación de puestos de trabajo y de crecimiento económico. No sólo en esta parte de occidente han surgido debates de este estilo, sino que también en los Estados Unidos de América, al calor del boom de la revolución del shale gas, han aparecido oportunidades para volver a relocalizar sectores que ya se habían deslocalizado años antes.

 

A pesar de las declaraciones de intenciones por parte de las administraciones públicas y los Gobiernos respecto al fomento de la industria, la clave para el éxito de una política de este ámbito está en la competitividad de la propia industria y la eficiencia de sus costes en relación a los de la competencia. En este contexto, los costes energéticos en general y el gas natural en particular tienen un papel crucial. El gas natural es un combustible crítico para la mayoría de industrias, debido a que en la actualidad es la forma más eficiente de cubrir las necesidades de la mayoría de procesos térmicos, tan básicos para el proceso industrial. 

 

Los que nos dedicamos a la industria sabemos que muchos de nuestros competidores disfrutan de costes energéticos más generosos que los nuestros, tanto en gas como en electricidad. En España, si queremos mantener e incrementar la competitividad de la industria es imprescindible conseguir que los costes energéticos y en concreto los del gas natural estén por lo menos al nivel de los que soportan nuestros competidores.

 

Existen diversas medidas que deben considerarse de cara a conseguir esta convergencia, aunque algunas son más factibles que otras. Aquí me gustaría destacar tres de ellas.

 

Los precios regulados y el precio de la molécula de gas

En algunos países europeos con un peso significativo de la industria en el tejido productivo, los peajes o tarifas de acceso, los cuales deben recoger los costes asociados de las actividades reguladas, se reparten de manera distinta entre los diferentes grupos de consumidores, resultando en un menor coste para los consumidores más intensivos. Este tipo de diseño en las tarifas está respaldado por la teoría económica (la metodología de diseño de precios Ramsey es un ejemplo), en donde, simplificando, los costes fijos se reparten de manera inversamente proporcional a la elasticidad de la demanda. Es evidente que esta práctica presenta dos inconvenientes. En primer lugar, los cálculos de la elasticidad de la demanda son difíciles de obtener con exactitud. En segundo lugar, una aplicación diferente a la actual, supondría en general un mayor peso de los costes fijos en el grupo de consumidores domésticos, lo cual genera inconvenientes de índole político. En nuestro caso, es de difícil aplicación más si cabe en un contexto de crisis económica.

 

En la componente de precio liberalizada, es decir, en el precio de la molécula, el sistema gasista español se ha basado hasta hace muy poco en contratos bilaterales y en la ausencia de señales de precio explícitas. La reciente creación del hub ibérico de gas (Mibgas) pretende subsanar esta anomalía. No obstante, la reducida liquidez de este mercado nos sitúa todavía lejos de nuestros vecinos europeos en donde han aparecido en la última década numerosos hubs, los cuales han facilitado incluso un desacoplamiento progresivo del precio del gas respecto al precio del barril petróleo. Con sólo comparar precios de referencia actualizados podemos valorar el camino que nos queda por recorrer: el 13 de septiembre cerró el Mibgas en 17,27 €/MWh cuando el TTF holandés, uno de los mayores índices de referencia en Europa, se situaba en 11,01 €/MWh, un 36 % más barato. En algunos países, la mayoría de los contratos de gas están referenciados a los precios de los hubs gasistas (ver artículo precedente en este blog). Potenciar las transacciones en el Mibgas ayudará a reducir el poder de mercado desde el lado de la oferta y aflorarán mayores oportunidades por el lado de la demanda.

 

Las interconexiones internacionales por el norte

El sistema gasista español cuenta con una capacidad de regasificación de GNL muy superior a la de los países de nuestro entorno. Esta circunstancia permite disponer de una gran flexibilidad y un aprovisionamiento muy diversificado geográficamente. Si embargo la ausencia de mayor capacidad de interconexión limita el aprovechamiento de la oferta de gas que pudiera estar disponible en el resto de Europa e impide incrementar la competencia. El sistema gasista dispone en la actualidad de tan sólo dos interconexiones pequeñas por los Pirineos Occidentales (Larrau e Irún). 

 

Es cierto que existen proyectos de interconexión previstos, como por ejemplo el gasoducto Midcat que debe conectar la península con Francia por los Pirineos Orientales. No obstante, el problema radica principalmente en la red de gasoductos del sistema gasista francés, en donde no existe una capacidad de transporte adecuada en el sur de Francia. Para que las interconexiones con el norte tuvieran un impacto decisivo en el sistema gasista español, no sólo deberían construirse más interconexiones sino que el sistema gasista francés debería reforzar los ejes principales que cruzan el país de norte a sur, por el este y por el oeste. 

 

Fuente: Commission de Régulation de l’Énergie (CRE)
Fuente: Commission de Régulation de l’Énergie (CRE)

Un apoyo más decidido a la cogeneración

La cogeneración es una herramienta de eficiencia muy importante para las industrias con necesidades térmicas. La posibilidad de generar electricidad y vapor al mismo tiempo da como resultado rendimientos energéticos superiores a la alternativa de generar electricidad y vapor de manera separada con métodos convencionales. Este mayor rendimiento (explicitado a través de ratios como el REE, rendimiento eléctrico equivalente) es ventajoso (en términos de rendimiento energético) para el consumidor asociado a la cogeneración y lo es también para el país ya que reduce las pérdidas de la red y ahorra combustible primario y emisiones de CO2. 

 

No obstante, la eficiencia energética no presenta una correlación perfecta con la eficiencia económica, es decir, esta mayor eficiencia energética no se traduce en mayor eficiencia económica por motivos que aquí sería demasiado extenso explicar y detallar. Es por ello, que la cogeneración necesita de apoyos económicos, lo cual ha sido reconocido desde hace años por las diferentes directivas europeas y normativas nacionales. 

 

En los últimos años, en España, los incentivos a la cogeneración se han reducido dramáticamente, de manera que hoy en día sólo son rentables aquellas cogeneraciones muy bien diseñadas para cubrir las necesidades térmicas (en lugar de aquellas que se construyeron para maximizar la producción eléctrica) y sin considerar una buena parte de los costes fijos en el análisis económico financiero. Es por ello que muchas cogeneraciones, que fueron construidas en el pasado y que no presentan una carga financiera muy pesada asociada a los costes de inversión, disponen de un cash flow suficiente que les permite seguir funcionando. El problema es que la actual regulación, hace inviable cualquier proyecto nuevo de cogeneración para usos industriales, ya que no permite a priori recuperar los costes de inversión con tasas de rentabilidad razonables. Además, la actual regulación que prevé la aplicación del peaje de respaldo a la cogeneración a partir del año 2020, obligaría a cerrar las actuales plantas.

 

Para el futuro y para evitar que acaben cerrando todas las cogeneraciones cuando lleguen al final de su vida útil (con la correspondiente pérdida de eficiencia para el sistema y para las industrias asociadas) es necesario la formulación de un nuevo marco de incentivos a nuevos proyectos, aceptando que este nuevo marco se base en un sistema competitivo que permita implementar los proyectos más eficientes.

 

En resumen, los costes energéticos suelen formar parte de los costes más importantes que soporta la industria. La poca flexibilidad de la que dispone la industria para gestionar otros costes relevantes, como las materias primas y los costes de personal, hace que la búsqueda en la eficiencia de los costes energéticos deba ser una prioridad de la política industrial. Es evidente que la falta de recursos gasistas en el país, impide cualquier ventaja comparativa respecto a nuestros competidores, pero al menos deberíamos aspirar a disfrutar de costes equivalentes para poder dedicar los esfuerzos a cuestiones que nos deben impulsar en nuestra lucha por la competitividad: la tecnología, la innovación y la calidad de los productos fabricados.

 

[1] Estos informes dividen la industria europea en cuatro grupos. La industria española está incluida en el tercer grupo: “nivel de competitividad modesto pero mejorando”, junto a países como Estonia, República Checa o Grecia.

 

Ignasi Nieto, director general adjunto Miquel y Costas

 

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