Juan Vila, presidente GasINDUSTRIAL
Son muchas las preguntas y pocas las respuestas ante esta realidad. No se entiende qué está pasando este invierno con el gas, ni se ven suficientes vectores como para producir la situación que atravesamos.
Vayamos por partes, el gas ha doblado su precio en cuestión de días, algo totalmente inasumible para nuestra industria por lo que deben tomarse las decisiones precisas para asegurarnos de que estas situaciones no vuelvan a repetirse. Es cierto que una gran parte de la industria tiene contratos cerrados, pero es incuestionable que las subidas acabarán afectando a gran parte del consumo.
Los hechos son evidentes:
1. El precio en MibGas, nuestro mercado ibérico de referencia, se ha vuelto loco. Cuando escribo estas líneas está a 40 €/MWh, casi al doble que el mercado holandés (TTF), que es la principal referencia europea y se sitúa en 20 €/MWh. El 13 de enero hemos alcanzado el segundo puesto del podio con el gas más caro del mundo, ligeramente por detrás del precio en el sur de Francia, que fue el más alto.
2. Ha hecho mucho frio en centro y sur de Europa, aunque España ha resultado relativamente indemne de las heladas siberianas. Aparte del sur de Francia y la península Ibérica, Italia ha sido el único país afectado por altos precios.
3. Tenemos llenos un 60 % de nuestros almacenes subterráneos, lo que equivale a una capacidad de unos 20 barcos, es decir unos 23 días de consumo.
4. El precio del HH americano sigue a un ritmo de aburrimiento total. Está en 10 €/MWh y sin levantar cabeza. Aquello es otro planeta.
5. Siguen los problemas con algunas de las nucleares francesas que están siendo inspeccionadas por fisuras en sus intercambiadores de calor. Al parecer, los fabricantes de estos materiales falsearon los datos del porcentaje de carbono en el acero y ahora, después de muchos años, se ha descubierto el pastel. Los datos son confusos y es difícil saber a cuantas nucleares afecta. El problema se va haciendo cada vez más grande y nadie sabe ni cómo, ni cuándo va a terminar. La decisión de Alemania de abandonar la energía nuclear parece cada día más afortunada y menos estúpida.
6. España exporta electricidad a Francia, cosa inaudita en el pasado. Francia había luchado por todos los medios por retrasar las conexiones eléctricas con España por miedo a que sus exportaciones a nuestro país les subiera el precio. Ahora, les estamos sacando de un buen apuro, con la consecuencia de que aquí nos está subiendo el precio del gas y de la electricidad.
7. Argelia, nuestro principal suministrador de gas, con cerca del 65% de nuestro consumo, de repente no se sabe por qué, pero nos baja el caudal de suministro.
8. Debido a problemas con las líneas de licuación australianas, el GNL escasea por todos los lados. Los asiáticos tampoco han sido previsores y están buscando los barcos en todos los continentes.
9. Las dos líneas de licuación americanas ahora en funcionamiento, todavía no suministran suficiente gas al mercado internacional. Además, la terminal dedicada a Gas Natural Fenosa, que pondrá a disposición de esta empresa un buen puñado de barcos al año, esta terminándose aún.
A corto plazo, pocas cosas se pueden hacer. Hay que buscar nuevas fórmulas para poner el gas de nuestros almacenes en los tubos con más celeridad, que para esto están.
A medio plazo, hay que revisar nuestra posición con Argelia. No puede ser que nuestro principal suministrador nos deje en la estacada en un invierno con tantos problemas de suministro.
Asimismo, por enésima vez, debemos poner sobre la mesa el tubo de MidCat con Francia, el país con un millón de razones para tener, o mejor dicho, seguir teniendo a España y Portugal desconectados del gas centroeuropeo. Parece mentira también que el sur de Francia quiera pagar el gas más caro del mundo cuando la solución es descongestionar con un tubo más gordo.
En España, hay que liberalizar de verdad el tema del gas. Debemos poder hacer lo mismo que los ingleses o los holandeses. Si yo tengo un barco de gas, lo puedo descargar sin problema, pero si no lo consumo en unas semanas empiezo a pagar unos costes de almacenamiento que me hacen la operación inviable. Debo poder vender este gas en el mercado con celeridad, algo que ahora no puedo.
Y al final, tenemos un problema. Decimos que queremos ser la puerta de GNL de Europa y, aparte de no tener suficiente conexión lo que supone un impedimento evidente, cuando necesitamos un incremento de gas para nosotros, solo lo encontramos a precios inasumibles. Hay mucho trabajo por hacer y muy poco tiempo.
Juan Vila, presidente GasINDUSTRIAL
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