Discurso presidente GasINDUSTRIAL en la Asamblea Anual 2017

Queridos amigos, bienvenidos a esta segunda asamblea.

 

Slavoj Zizek, famoso filósofo esloveno, marxista por excelencia, tiene un libro de chistes. Uno de ellos podría ser una metáfora de la situación de la industria española respecto a Europa. Marcando las distancias, claro. 

Un paciente advierte a su analista que tiene un cocodrilo bajo su cama. El analista le dice que se vaya a casa porque lo que tiene es una alucinación paranoica y que gradualmente se irá curando de ella. El paciente deja de ir a verle.

Un día, el analista se encuentra con un amigo de su ex-paciente y al preguntarle por él, el amigo le responde: Muy mal, se lo comió un cocodrilo que había bajo su cama.

Llevo un año yendo a los foros y reuniones de Bruselas y me siento como el paciente del chiste, aunque yo no pienso dejarme comer por el cocodrilo.

Para nuestra actual situación, tenemos otro chiste. Este, mío Energy Union ¿cuál? ¿La que tienen todos los países europeos menos los de la península Ibérica? Eso debe ser.

Para entender el contexto, conviene analizar tres puntos que nos darán un buen análisis de la situación del gas para la industria: el primero, los límites de la globalización mundial; el segundo, las consecuencias de la re-industrialización, y el tercero, los límites de la Unión Europea.

Vamos al primero. Para subir el nivel de vida de las personas, hace un par de décadas, nos inventamos la llamada globalización. Consistía en producir textiles, herramientas, materiales electrónicos, productos químicos y otras cosas… en países emergentes con mano de obra barata. Consecuentemente costaban menos y eso hacía subir nuestro nivel de vida: comprábamos más con el mismo dinero.

Además, en nuestros países nos autoimpusimos requerimientos medioambientales altos y unas relaciones laborales estupendas. Luego nos hemos ido dando cuenta de que gran parte de esta industria se ha vio obligada a desaparecer. No nos importaba que en esos lejanos países las fábricas tuvieran condiciones pésimas en seguridad, medioambiente, salarios... No exigíamos un "level playing field".

Pero hay cosas que cambian de la noche a la mañana. De pronto, Trump, el Brexit y los partidos extremistas europeos, nos han sacado de nuestro letargo. ¿Qué ha pasado? Hemos llegado a los límites de esa globalización y ahora empieza otra etapa aún por definir, más realista, más humilde y posiblemente más conservadora. No todos los lujos son posibles.

Existen elementos en esta involución que debemos tomar en serio. Debemos escuchar a la gente y realinearnos. Bruselas, el primero.

Imaginaros el Winter Package. Para 2050 deberíamos producir prácticamente toda la energía con renovables. ¿Por qué ahora nos autoimponemos la perfección? ¿Cuánto nos costará? ¿Podremos pagarlo o nos arruinaremos en el intento?

Creo que si escuchamos el clamor de los ciudadanos, salvaremos esta Europa.

Pasemos al segundo punto, la reindustrialización y sus consecuencias. Estoy convencido de que debemos apoyar, ayudar e impulsar clara y rotundamente la re-industrialización.  Primero porque los salarios en la industria son aproximadamente el cincuenta por ciento más altos que el de los servicios. Y segundo, porque cada empleo en la industria, tiene un efecto multiplicador de entre 2 y 4 empleos en servicios. 

Me pregunto si hay alguna medida más rápida para bajar el paro, aumentar las exportaciones y crear riqueza, que la de  re-industrializar. Sin duda, no la hay. La industria es un motor económico y asegura empleo estable y de calidad. Hay que apoyar la re-industrialización.

La tercera cuestión es la Unión Europea, los británicos se han equivocado, han creído a los demagogos que decían que los inmigrantes no deseados los traía la Comunidad Europea y que los burócratas de Bruselas les estaban quitando su libertad. No entendieron que las ventajas que nos aporta la UE (esta isla de globalización que ha creado Europa para, sobretodo, dejar de pelearnos entre nosotros) son mucho más numerosas que sus inconvenientes, que por supuesto los tiene. 

Los británicos se han equivocado de “globalización”. La buena, era y es, la europea. La mala es la que ellos inventaron en el siglo XIX, fueron los primeros en dar ciudadanía a los habitantes de sus colonias, la "Commonwealth".

Los industriales españoles no tememos a la globalización europea. Sabemos innovar, contamos con mano de obra eficiente, flexible y productiva, con capital… para hacer empresas y excelentes fábricas.

Lo que no tenemos, y es imprescindible, es una energía competitiva que alimente nuestras fábricas y que no sea un factor en contra. Necesitamos un gas al mismo nivel que el que tienen el resto de nuestros competidores europeos.

Para conseguir un gas competitivo, la industria intensiva en consumo de gas necesita:

PRIMERO: Un mercado de gas con mayor liquidez. Necesitamos que MibGas se desarrolle mucho más y debemos apoyarlo. No habrá mercado si los industriales no empezamos a comprar en él. Es nuestra garantía de transparencia. Posiblemente tardaremos en llegar al nivel de liquidez deseada, pero la industria, consumidora del 60% del gas, puede y debe apostar ya por MibGas.

SEGUNDO: Necesitamos la conexión con Europa a través de Francia, llamada MidCat o Step I. Sabemos que no va a ser fácil, que el regulador y la industria francesa está intentando alargar la decisión hasta que estemos cansados y tiremos la toalla. 

Me decía el autor de uno de tantos estudios sobre esta conexión, que había pensado en recomendar un tubo desde Holanda hasta Bilbao, pasando por el mar. Era obviamente absurdo pero con el tiempo, cada vez lo es menos. Desde luego, el gas nunca pasa por el tubo que no existe. 

La Unión Energética debe hacerse realidad porque los industriales estamos perdiendo mucho dinero debido a la falta de interconexiones. Por encima de dudas, intereses y costes excesivos, mi pregunta es: ¿tenemos derecho 58 millones de habitantes de la península ibérica a ser parte de la Unión Energética Europea?, ¿sí o no? 

Puede parecer que exagero pero lo cierto es que ahora tenemos una carretera que llega hasta la frontera y nuestros vecinos al otro lado nos dicen que completarla hasta Perpignan les cuesta demasiado y además que no van a pasar coches por ella. ¡Por favor, es increíble!

Y TERCERO -last but not least-, precisamos buscar fórmulas para bajar nuestros peajes. Debemos encontrar la narrativa, el modo, la imaginación y los medios. Creemos que los peajes son como los impuestos cuando se baja el IRPF, Hacienda recauda más. Además, es otro modo seguro de relanzar la industria y de hacerla competitiva.

En conclusión, la globalización ha entrado en otra etapa en la que los países se van a re-industrializar. Para ello tenemos las bases pero necesitamos una energía competitiva. El gas va a seguir siendo una pata fundamental e indispensable de esta energía durante años.

Trabajemos todos juntos, Gobierno, instituciones e industriales, para que nuestra industria –motor de nuestra economía- se sitúe al mismo nivel que la de nuestros competidores europeos. GasINDUSTRIAL trabajará para que la industria tenga gas tan competitivo como el de nuestros vecinos.

La industria es la prioridad y su competitividad es su garantía. Todos juntos por un gas industrial competitivo.

Juan Vila, presidente GasINDUSTRIAL