Peajes por un tubo

Felipe Camacho, Grupo Euroatomizado

 

Recientemente, hemos podido ver a nuestro presidente del Gobierno en su visita a China para participar en el Foro de la «Nueva Ruta de la Seda», cómo presumía ante su anfitrión, el presidente chino Xi Jinping, de las excelencias de nuestro sector exterior: «Nosotros tuvimos una crisis económica descomunal. Cinco años de crecimiento negativo, ahora la hemos superado, somos el país que más crece entre los más importantes de toda Europa, y fue decisivo para eso el salir al exterior». En estas frases del Presidente podemos entrever a la industria como doble protagonista: primero, por la baja resistencia de nuestra economía al ciclo adverso que nos llevó a esa crisis “descomunal”, debido, en gran medida, al bajo peso de nuestra industria en el PIB -ahora apenas del 15%-, y segundo, por el protagonismo que está teniendo en la actual evolución de las exportaciones.

 

Nuestro Gobierno no debe caer en la complacencia y ha de trabajar para mejorar y consolidar la evolución actual. Porque, si bien las expectativas de los datos macroeconómicos para 2017 nos invitan al optimismo: aumento de las exportaciones del 5,1%, crecimiento del PIB superior al 2,5% y creación de más de medio millón de nuevos puestos de trabajo, no es menos cierto que existen importantes riesgos que pueden frustrar nuestra recuperación.

 

Nuestra balanza exterior no ha evolucionado tan bien en los dos primeros meses de este año. Mientras que las exportaciones han sido de 43.500 millones hasta febrero, un 12,1% más que en el mismo periodo de 2016, las importaciones han sido de 49.000 millones, lo que representa un aumento del 15,1%. También nuestra demanda interna se está reduciendo, debido a que se ha agotado la “demanda retenida” durante los años de crisis. A esto hay que añadir otros riesgos, como el alza en el precio del crudo, la subida de tipos de interés y la ralentización de la economía de la eurozona, lo que supone un contratiempo para las exportaciones, ya que a este mercado se destina más de la mitad de nuestras ventas en el exterior. 

 

Para minimizar las consecuencias de estos riesgos en el horizonte, por su efecto anticíclico es necesario que el volumen de exportaciones industriales siga creciendo y, además, no esté tan concentrado en el mercado comunitario. Al esfuerzo que estamos haciendo los industriales para recorrer este camino se debe sumar el apoyo del Gobierno, un apoyo que estamos reclamando desde GasINDUSTRIAL, y que pasa por que se nos dote de unas condiciones más competitivas en el aprovisionamiento del gas natural, que eliminen las desventajas que sufrimos frente a la industria competidora de países de nuestro entorno. Las medidas para conseguirlo son bien conocidas: impulsar el desarrollo de Mibgas, para contar con señales de precios fiables y transparentes, y con productos de más largo plazo;  mejora de la interconexión con Francia, y que ésta a su vez mejore su conexión norte-sur, que permita que nuestro mercado converja con los europeos y se pueda crear un mercado único; se alineen nuestros costes de peajes con los del resto de países de nuestro entorno, pues son un 45% superiores a la media europea y varias veces los de nuestros competidores más directos como Francia, Italia y Alemania. 

 

En este artículo me gustaría profundizar en los costes de peaje. A pesar de que están congelados desde el 1 de abril de 2014 (Orden IET/2446/2013), en el periodo 2008 a 2013 las industrias hemos visto como los peajes se nos incrementaban en más de un 50%, mientras que el consumo industrial en España desde 2005 se ha mantenido muy constante en el entorno de los 200 TWh. Esto quiere decir que, si se han tenido que incrementar los peajes para sufragar nuevas infraestructuras, éstas no han sido necesarias para atender nueva demanda industrial, ni tampoco doméstica que también se ha mantenido muy estable alrededor de los 55 TWh. Fue el sector eléctrico el que requirió de esta nueva e importante infraestructura para abastecer el consumo de sus nuevos ciclos combinados, que después han funcionado muchas menos horas de la previstas. Para que se hagan ustedes idea, les diré que el sector eléctrico pasó de consumir prácticamente nada en el año 2000, a tener en 2008 un consumo equivalente al industrial, para después caer un 70% en los cuatro años siguientes hasta los niveles de 60 TWh que se mantienen actualmente. 

Así nos hemos quedado con “tubos” para dar cuatro veces la vuelta al mundo, y con siete plantas regasificadoras, una de ellas hibernada, y que no operan a más de un tercio de su capacidad. Está claro que alguien ha de pagar estos errores de cálculo, pero ni es justo ni sensato que lo haga el sector industrial, que es, a la postre, quien está pagando “la fiesta”. Al contrario, el consumidor industrial debería tener un tratamiento más favorable, que reconozca que, con un consumo estable a lo largo de los años, ha proporcionado predecibilidad al sistema gasista, amén de ofrecer un perfil de consumo muy uniforme a lo largo del día y del año.

 

Cuestión al margen es cómo se están valorando las infraestructuras para que se llegue a los peajes que actualmente soportamos. El llamativo número de operaciones de venta de empresas de distribución de gas a fondos extranjeros que se han realizado o están fraguando, hace cuestionarme si la utilización de la red de distribución no la estaremos pagando cara; pregunta que dejo en el aire.

 

Morgan Stanley, que era propietaria de Madrileña Red de Gas, la tercera mayor distribuidora de España, vendió en 2015 esta compañía a un consorcio formado entre otros por el fondo soberano chino Gingko Tree. El pasado marzo, EDP acordó la venta de Naturgas, la segunda distribuidora, a un consorcio en el que participa JPMorgan. Al mismo tiempo, Goldman Sachs, que es titular de los fondos que gestiona Redexis, está negociando con varios interesados la venta de esta compañía. En paralelo, Gas Natural Fenosa, propietaria de casi el 75% de la red de distribución, está analizando un plan para crear una sociedad independiente que integre su red de distribución, ponerla en valor y vender una parte destacada, aunque no mayoritaria. Con estas operaciones, que afectan a las cuatro distribuidoras españolas más grandes, la mayor parte de nuestros “tubos” estarían en manos de fondos extranjeros. Estos inversores están dispuestos a pagar múltiplos elevados a cambio de unos ingresos regulados, que son recurrentes y sostenidos, y que, en definitiva, están saliendo mayoritariamente de los bolsillos de los industriales españoles.

 

Desde GasINDUSTRIAL insistimos en la petición al Gobierno para que alivie la carga en peajes de gas a la que estamos sometidos los industriales consumidores de gas. Porque, si en el sistema eléctrico ya se ha tomado alguna medida destinada a las empresas con consumo intensivo en electricidad, para compensarlas por los costes a las ayudas a las renovables, no es menos justo y necesario tomar medidas similares en el sistema gasista para compensar a la industria por el sobrecoste en peajes por las infraestructuras ociosas. 

 

Felipe Camacho, Grupo Euroatomizado