Verónica Rivière, presidenta de GasINDUSTRIAL
La España industrial está preocupada. No es para menos. El consumo de gas de nuestras industrias muestra el escalofriante impacto de los altos precios sufridos a lo largo del pasado año 2022 y que llevaron a reducciones de hasta el 40% en los meses de septiembre y diciembre. Seguimos en la misma línea perniciosa, ya que en este año 2023, y a pesar de los precios más bajos —que no más competitivos—, la demanda de gas industrial no logra recuperarse lo más mínimo. El dato no deja lugar a dudas: en mayo pasado el consumo se situó casi un 20% por debajo de lo que era habitual en un año estándar como 2019.
Consumo de gas industrial vs 2019
Los altos precios, unidos a la falta de agilidad a la hora de reaccionar del Gobierno de España con el tema de las ayudas, han terminado por provocar una nefasta reacción en cadena, que podríamos resumir en cuatro puntos:
· Deslocalización de la producción hacia países con precios más competitivos.
· Desplazamiento de la producción nacional por un gran aumento de las importaciones de otros países
· Una industria europea dopada de ayudas que nos empuja al furgón de cola y nos recorta la competitividad.
· Y, por último, y como novedad, el inicio de falta de pedidos, sintoma claro de lo que podría ser una recesión inminente.
Si avanzamos en el tiempo y nos situamos en el presente, los datos de este mes de junio no auguran una mejor perspectiva. Pese a que la demanda convencional a martes día 20 se situaba un 3,5% por encima de la alcanzada el pasado año 2022, viendo la gráfica que ilustra este editorial podemos comprobar que nuevamente el dato es catastrófico y que para nada supone un signo de recuperación industrial sino más bien todo lo contrario. Nos vemos abocados a problemas mucho mayores si es que el Gobierno no lo remedia.
La gráfica del consumo industrial de gas en España evidencia, demuestra y confirma que las medidas de apoyo puestas en marcha por Gobierno han llegado tarde —aún algunas no han ni llegado— y son claramente insuficientes.
Los dirigentes de nuestro país, a todos los niveles, deberían preocuparse y ocuparse con mayor empeño y exigencia de que la industria recupere el peso perdido en el PIB. No pueden seguir impasibles ante este progresivo e imparable desgaste industrial. Gobierno y políticos asisten ajenos a este evidente alejamiento del Horizonte 2020; en lugar de avanzar, retrocedemos en el camino a ese anhelado 20% que la industria debe suponer en nuestra economía si queremos un futuro mínimamente viable.
Ahora es el momento, no se puede esperar más. Hay que reaccionar y accionar las medidas necesarias para potenciar de verdad la industria nacional.