El futuro FNSSE dañaría la competitividad de la industria

Verónica Rivière, presidenta GasINDUSTRIAL

 

Según el IDAE, la industria manufacturera es intensiva en consumo de gas y electricidad y según sus propios datos (2016), por fuentes de energía, su consumo energético procede un 36,4% de la electricidad y un 34,1% del gas natural. Los costes de la electricidad y del gas son igualmente costes clave para la competitividad industrial.

 

Los consumidores industriales apenas han visto echar a andar las nuevas Circulares del sistema gasista —un primer paso para la recuperación de la competitividad de los precios del gas para la industria—, cuando se anuncia la contribución al Fondo Nacional de Sostenibilidad para el Sistema Eléctrico que supondrá un lastre más a la competitividad industrial en un momento de crisis global en el que las empresas españolas necesitan impulso y apoyo para salir adelante, mantener el empleo y su función tractora de la economía española, y no penalizaciones. El FNSSE perjudicará gravemente a la industria.

 

Las supuestas compensaciones posteriores

La memoria justificativa que acompaña el anteproyecto no incluye la valoración del impacto económico que las aportaciones al Fondo supondrán para los distintos sectores. Dados los escasos datos que aporta la Memoria y haciendo una valoración estimada: con este anteproyecto  la industria española pagará por su gas entre 5,5 y 6 euros más por MWh, algo inasumible en un momento de crisis profunda y cuando se necesita más que nunca contar con energía competitiva. El anteproyecto contempla en cinco años una aportación del sistema gasista de 3.543 millones para los objetivos de descarbonización y la electrificación de la economía.  Es cierto que cierto tipo de industrias pueden solicitar posteriormente compensaciones, pero el anteproyecto no especifica en ningún momento la cantidad a compensar, podría ser el 0% o el 85%, y todos sabemos lo poco que gustan en Bruselas las compensaciones. Así, en el caso del porcentaje máximo existe un riesgo elevado de que sea finalmente muy reducido debido al mecanismo de compensaciones comunitarias.

 

Incluso aplicando las compensaciones previstas en el Estatuto del Consumidor Electrointensivo, la metodología que propone el anteproyecto de Ley, creando un fondo nacional para financiar el coste de las energías procedentes de fuentes de origen renovables, cogeneración y residuos, concluiría en un incremento de los costes para la industria electrointensiva. La otra pata energética de la industria, su consumo de gas, se verá igualmente lastrado por un sobrecoste inasumible. 

 

No debemos olvidar que en innumerables industrias, el gas no puede ser sustituido aún por ningún otro combustible de una manera competitiva: el gas continúa siendo el combustible de la transición para la industria, hay que dar tiempo al tiempo, serán necesarios años, tecnologías y experiencia en los desarrollos alternativos para lograrlo. Además, el calor que la cogeneración suministra a las industrias no es sustituible por electricidad por inviabilidad técnica en la mayor parte de procesos productivos y también por competitividad, pues el precio del calor para la industria en forma de electricidad cuadruplicaría el precio de este.

 

Si en parte el objetivo del Fondo es evitar subidas en el precio de la electricidad, esto no se cumple. Respecto a la descarbonización del gas, tampoco da señales ni tiempo. Parece muy complicado que en cinco años se desarrollen nuevas tecnologías que sustituyan al gas para la industria y menos con una crisis tan compleja. Un lustro no es tiempo suficiente para el desarrollo de nuevas tecnologías que sustituyan al gas a un coste competitivo. El gas tendrá que seguir acompañando a la industria en este camino de descarbonización y  en estos complejos y difíciles momentos. 

 

Doble imposición

Actualmente la industria ya contribuye a la descarbonización: está en el comercio de derechos de emisión, un instrumento de mercado mediante el que se crea un incentivo o desincentivo económico que persigue un beneficio medioambiental. Las industrias que están sujetas al comercio de derechos de emisión ya contribuyen ampliamente en la descarbonización por lo que su contribución al Fondo sería una doble imposición.

 

Desde GasINDUSTRIAL, hemos trabajado durante meses para lograr, entre otras medidas, una bajada de los peajes que permita a las industrias españolas avanzar hacia un gas más competitivo para acabar por fin con los profundos diferenciales de precios que, desde hace más de una década, soportan nuestros industriales en relación con lo que pagan sus homólogos de otros países europeos que son nuestros competidores directos. La nueva regulación gasista con las circulares ha sido un primer paso para la recuperación de la competitividad en los precios del gas para la industria. Ahora, esta contribución al FNSEE lastrará de nuevo la competitividad de la industria perjudicándola gravemente y ampliando la brecha diferencial con nuestra competencia europea en mitad de una crisis sin precedentes.  

 

Compartimos los objetivos del Fondo en cuanto a competitividad de los costes de electricidad y descarbonización, pero consideramos que el anteproyecto tal y como se presenta no permite que se cumplan.

 

Si no queremos la deslocalización de la industria española y que se traslade su producción a otros países europeos con costes más competitivos, debemos desarrollar mecanismos para impulsarla o nos convertiremos en un desierto industrial.